En el mundo de la moda, el talento pareciera emanar de una fuente inagotable de creatividad. Y los procesos que más nos sorprenden y maravillan son aquellos donde la innovación se vuelve el hilo conector.
Hace pocos días asistí a un desfile de moda organizado por estudiantes del Departamento de Moda de Dominican University en Illinois, y me cautivó ver la mezcla de esfuerzo, talento y creatividad en sus propuestas. Quienes estaban involucrados en este proyecto diseñaron, crearon, cosieron, organizaron y hasta modelaron sus colecciones. El grupo tenía claro su objetivo y eso fue evidente. El trabajo duro de meses debía ser presentado en este evento público y la experiencia ganada se sumaba a sus portafolios profesionales.

Y toda esta movilización de voluntades y esfuerzo, me hizo pensar en esta frase de Cristóbal Balenciaga:»un buen modisto debe ser arquitecto para los patrones, escultor para la forma, pintor para los dibujos, músico para la armonía y filósofo para la medida». Es una frase que me inspira muchísimo, porque condensa uno de los procesos creativos más importantes de la industria de la moda. Sin duda, él sabía lo importante del oficio, aunque seguramente no tenía ni idea de lo que su casa de moda lograría en el futuro.
Aquellos que conocen bien el curso de sus proyectos y se involucran en ellos son los que más destacan en la industria. Un buen equipo que sepa ejecutar aquella visión, por supuesto que es indispensable. Quienes se dedican a este oficio lo saben y lo reconocen.
Más allá de los mercados y las ganancias, el trabajo de diseñadores y de casas de moda no se concentra exclusivamente en la simple creación de prendas y accesorios, su trabajo también influye en la cultura y la sociedad. Cada detalle, cada accesorio, cada color tiene un significado para esa colección que captura un momento de la historia de la moda. Y no es poca cosa. Porque al reflexionar sobre la historia de la moda, lo hacemos sobre la historia de la humanidad.
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